A lo largo de los años, muchos de nosotros hemos oído la
palabra macroeconomía
en televisión, libros, prensa... En muchas ocasiones hemos pensado que este término
hacía referencia a las grandes empresas, a una economía muy grande o, vete tú a
saber, incluso a la economía del Makro. También lo hemos asociado a gráficas y
a numerajos, los cuales no teníamos ni repajolera idea de para qué servían. Pero
para explicar esto y mucho más estamos aquí, llevando el conocimiento útil a
los hogares de nuestros queridos lectores.
Como ya dijimos en este artículo, la economía en su
totalidad se distingue en dos grandes ramas: la macroeconomía y la microeconomía.
Por un lado está la microeconomía, que estudia el comportamiento de agentes económicos
individuales, como son los consumidores, las empresas, los trabajadores y
los inversores; y sus interacciones, que dan lugar a los mercados. Mientras
que, si nos ceñimos a la descripción del término macroeconomía, diríamos que es
la rama de la economía que se encarga de estudiar los sistemas económicos de
una región, país o incluso el mundo como un conjunto. Para esto utiliza magnitudes colectivas como la renta nacional o el nivel de empleo, IPC o PIB
entre otras. Estos últimos términos os suenan ¿verdad? Estaréis hartos de
escucharlos en las noticias a la hora de comer, pero algunos de vosotros no
sabéis a qué se refieren exactamente. Si fuésemos tu libro de texto de
Macroeconomía I, nos quedaríamos aquí, y tu profesor te mandaría estudiarte
este término y unas 800 páginas más para el examen, pero por suerte para ti, no
somos un libro de texto y te vamos a explicar qué es y para qué te puede servir
a ti la macroeconomía, que es a lo que todos hemos venido.
Empecemos con un ejemplito de los que nos gustan aquí en el Club. Todos hemos ido alguna vez al instituto (supongo), así que nuestro
ejemplo se situará en un instituto. Dentro de nuestro instituto nos
encontramos a los estudiantes, que van al instituto a aprender, compran sus
libros en el mercadillo de la escuela o se alimentan de lo que la pequeña
cafetería les puede ofrecer. Pero no solo nos encontramos a los estudiantes,
también nos encontramos a los profesores, a los conserjes, al personal de
mantenimiento, al jefe de estudios, a la señora de la cafetería y por supuesto
al director. Supongamos que en un día normal, los alumnos entran a la escuela,
intentan prestar atención en clase (aunque claramente acabarán haciendo de todo
menos atender), descansan en el recreo comiéndose un bocadillo de jamón de la
cafetería, vuelven a clase y por último se van a
sus respectivas casas. Ahora imaginaos que las secretarias, estudiasen y
registrasen, la tasa de alumnos aprobados y la tasa de alumnos que no aprueban,
cuán de alto es el precio del bocadillo de jamón, cuánto aprenden los alumnos
al año o cuánto crecen las notas cada año. Estas secretarias serían los microeconomistas
y el estudio de este conjunto de cosas sería la microeconomía.
Ahora asociemos estos términos estudiantiles a términos
económicos para que podáis entender lo que quiero decir. Nuestro mercado sería
el instituto, ya que dentro del mismo se encontrarían las interacciones de
agentes individuales como serían los alumnos, la señora de la cafetería o el
conserje. Estudiando cada una de estas interacciones podemos asociar lo que
aprende un niño al mes a la renta de un individuo, ya que el alumno se nutre de
ello y éste sería un término microeconómico. También nos encontraríamos con
términos como oferta, demanda y precio si nos fijamos en los bocadillos, ya que
a más demanda de bocadillos por los estudiantes, el precio del bocata subirá,
y esta variación del precio podríamos asociarla con la elasticidad; y además
podríamos asociar el suspenso de un alumno con un adulto desempleado. Todas
estas interacciones de los agentes individuales (estudiantes, señora de la
cafetería…) con el mercado que es el instituto serían estudiadas por la microeconomía. Ahora
hagamos una cosa, cojamos una región a 100 km a la redonda de nuestro instituto
y juntemos todos los análisis de todas las secretarias de todos los institutos
en nuestra región. Ahora todos esos datos los agrupamos en un conjunto y creamos
nuevas magnitudes colectivas. Por ejemplo, cogemos los datos sobre el
aprendizaje total de todos los alumnos de cada instituto y los agrupamos en una
sola magnitud, esa nueva magnitud colectiva estudiaría el conjunto de todo lo
aprendido por los alumnos y como antes asimilamos ese concepto a la renta de un
individuo, esta nueva magnitud podríamos llamarla PIB, que sería el total
aprendido por todos los alumnos de todos los institutos de la región. Ahora analicemos
la oferta y la demanda de los bocadillos en cada instituto, y juntémoslos en otra magnitud colectiva. Esta nueva magnitud sería la oferta y
la demanda agregadas, que estudiaría el conjunto de la oferta y la demanda de
los bocadillos en todas las cafeterías de todos los institutos de nuestra
región. Además, si juntamos los datos de la elasticidad de todos los institutos
podríamos sacar a su vez otra magnitud nueva llamada inflación. Por último,
cojamos todos los suspensos de los alumnos de cada instituto, y volvamos a
hacer el mismo proceso de antes: los cogemos y los metemos todos en una nueva
magnitud colectiva, que podría ser la tasa de desempleo (siguiendo el símil que
hicimos antes de que cada suspenso era un adulto desempleado). Esta tasa de
desempleo estudiaría el conjunto de todos los suspensos de todos los institutos
de nuestra región. Al ser todas estas nuevas magnitudes conjuntos de otras
(datos, estadísticas, gráficas…) más o menos heterogéneas, se incluyen dentro dd la macroeconomía que
estudia los datos de forma agregada. Ahora que ya sabéis qué es la
microeconomía y la macroeconomía y qué diferencia existe entre ellas,
procedamos a explicar para qué leñes te puede servir saber todo esto.
Muchos hemos oído en las noticias, el PIB español ha subido,
que la inflación ha bajado o que el gasto público ha aumentado, y todos
decimos: "pues qué bien." ¿Pero realmente sabemos qué significa esto y cómo podríamos
utilizar unos números y unas gráficas en nuestro favor?
Imaginemos que en los institutos de nuestra región se
implanta una nueva política por la cual los señores de la limpieza tienen que
quedarse hasta las 5 de la tarde cuando antes se podían marchar a las 12 de la
mañana. A simple vista, este hecho sería pasado por alto por cualquier alumno
de cualquiera de nuestros institutos, pero algún alumno espabilado de otra región
de institutos vendría a revender los bocadillos de su instituto, en el cual los
miembros de la limpieza siguen saliendo a las 12. Suena raro, pero ahora os
vamos a explicar por qué saber datos macroeconómicos puede ser tan útil. Al
verse obligados a quedarse por la tarde, algunos señores de la limpieza de
nuestros institutos acabarían comiendo en la cafetería. Esto aumentaría la
demanda agregada de bocadillos en nuestros institutos, lo que haría aumentar el
precio. Así que cualquier alumno espabilado de otra región de
institutos sin esta nueva política, podría aprovecharse y ganarse unas perras
vendiendo el
bocadillo que compró en su instituto.
bocadillo que compró en su instituto.
Pero aquí no acaba
todo. Imaginemos ahora que el director de otra región de institutos, proclama
que el año que viene aumentarán sus instalaciones para dar cabida a más
alumnos. El alumno corriente diría: “que bien, más amigos”, pero un alumno
espabilado de nuestra región, empezaría a invertir tanto en la cafetería como en
la papelería de la otra región de institutos. Ya que al aumentar el tamaño de
la escuela, más alumnos podrán acceder a ella, lo que aumentará la demanda de
libros y bocadillos, así que nuestro humilde alumno podría pillar un buen
pellizco aprovechándose de ello.
Sabemos que a estas alturas de la película estaréis más emocionados que un emo en una fábrica de Gillette. Probablemente queráis pasar al siguiente nivel y hablar
de las políticas económicas, los grandes bancos centrales y toda esa pesca. Pero de todo eso, querido público, se hablará ya otro día.
Esto es todo por hoy, joven
padawan. Somos El Club de la Economía y siempre aquí estaremos. No es una
amenaza, pero volveremos
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