lunes, 20 de noviembre de 2017

Crisis Económicas II: La crisis del petróleo de 1973

Hace mucho tiempo, en una Economía muy, muy lejana…


Tras vivir la crisis más catastrófica de la historia con la Gran Recesión de 1929, el lado oscuro se apoderaba de Occidente. El estatismo, liderado por el malvado Roosevelt, tenía en mente devolver el poder del dinero al Gobierno y así, en Bretton Woods, el libre mercado sufriría una de sus más duras derrotas: el debilitamiento del patrón oro. Tras décadas de multiplicación en el gasto público, Darth Keynes lideraba en solitario la galaxia de la economía, sin apenas oposición a sus teorías. Sin embargo, algo no encajaba, y en los años 70 una nueva crisis llegaría para corregir el mercado y llevar el equilibrio a la economía…

A lo largo de la historia existen unos momentos puntuales en los que, como ya hemos visto y vivido en varias ocasiones, parece que la economía se comporta sin ningún tipo de sentido y explicación. Los hay que achacan estas situaciones al mercado, el cual es imperfecto, y por tanto necesariamente llega un momento en el que tiene que explotar (podríamos encuadrar en esta teoría a los socialistas keynesianos). También los hay que defienden el libre mercado y el capitalismo, pero con la teoría de que los ciclos económicos son azarosos y por tanto es necesario el Gobierno para instaurar orden (podríamos encuadrar en esta teoría a la Escuela de Chicago). Por último, están aquellos que piensan que los fallos del mercado son precisamente por la intervención del Estado, no permitiendo así un mercado completamente libre (podríamos encuadrar en esta teoría a la Escuela Austriaca).

Recuerden, en el Club de la Economía tan
solo nos dedicamos a contar los hechos, en ocasiones de una forma un poco traviesa, pero al final, la decisión de escoger el lado oscuro del estatismo, el lado luminoso de la libertad o quedaros a medias, como Milton Friedman, es vuestra elección. Dicho lo cual, comencemos.

Aunque la crisis que vamos a venir a contar hoy se desarrolla durante los años 70, como ya es costumbre vamos a empezar por el verdadero principio. Año 1960, un puñado de países de todas partes del mundo, desde América hasta Arabia, fundan la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo). Esta surge como iniciativa de los principales productores de esta materia prima con el objetivo de establecer un precio unitario y pactado y así controlar cual iba a ser el precio que finalmente acabaría en el mercado (vamos, un oligopolio).

De esta manera, los principales importadores de petróleo, como Estados Unidos, que con un 6% de la población mundial, consumía el 33% de la energía en todo el mundo, manteniendo también una cuarta parte de la producción industrial a nivel mundial, podrían adquirir el petróleo con seguridad y a unos precios razonables y marcados por el mercado. La cosa parecía ir bien: Occidente ganaba, Oriente se forraba. Todo parecía maravilloso. Pero como todo monopolio, al final llegan los problemas.

El petróleo, como casi cualquier otra materia prima, se pagaba en dólares estadounidenses, ya que se había impuesto como la divisa internacional. Durante el mandato de Nixon, o Darth Nixon, como prefiráis, viendo que EEUU no crecía, pero que la inflación no paraba de subir, hizo una de las peores cosas que un político puede hacer en economía: ponerse a pensar. Por tanto, tomó una de las decisiones más devastadoras que se recuerdan contrarias a la libertad y el mercado, solamente comparable con su querido amigo, el malvado Roosevelt.
No, no llegó a expropiar y robar el oro a sus ciudadanos, sino algo muchísimo peor, sencillamente abandonó de una vez por todas el patrón oro. Era un 15 de agosto de 1971, y el sistema de Bretton Woods había llegado a su terrible final.

Es entonces cuando en EEUU se comenzó a dar un fenómeno insólito, no previsto por ningún burócrata de Washington. Sí queridos amigos, el dólar ya no era oro. El dólar se devaluaba. Y a un ritmo vertiginoso. Solamente en 1971, el dólar perdió un 8% de su valor, y seguiría cayendo hasta nuestros tiempos, siendo hoy en día nada más que un espejismo de lo que fue antaño.



Al menos, se creía que devaluando el dólar, y frenando así la inflación, EEUU podría repuntar y reconstruir una economía que volviese a crecer como antes. Pero no fue así.

Llegamos entonces al año que muchos querrán olvidar por varias razones. Y sin duda pudiera llegar el día en que nuestra memoria olvidase lo acontecido durante este paradigmático año. Pero hoy no es ese día. Hoy recordaremos como en tan poco tiempo, el gobierno estadounidense estuvo al borde de la quiebra, mientras el Keynesianismo no podía dar explicación a lo que veían sus ojos.

Y es que, queridos amigos, un fatídico 23 de agosto de 1973, a causa de la guerra del Yom Kipur, que enfrentaba a Israel con Siria y Egipto, y debido a la participación de EEUU y distintos aliados en dicho conflicto, la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo, decidieron no exportar más petróleo a Occidente, embargando a todo país que hubiese apoyado a Israel. Es más, el 16 de Octubre de 1973, se llegaría incluso a paralizar la producción de crudo, provocando una enorme escasez de petróleo. Esto disminuyó drásticamente su oferta y aumentó su precio, lo cual hizo que la inflación se multiplicase hasta niveles insospechados.



Comenzaría entonces en EEUU un largo periodo de recesión, que se prolongaría hasta los años 80, pero una recesión especial. No era como las demás, tenía algo que la hacía única.
Antes de nada, observemos esto:



Recibe el nombre de Curva de Phillips, y lo que representa tiene bastante sentido a priori y sigue siendo hoy estudiado, ya que pertenece a la economía mainstream. Esta curva establece que, ante un aumento de inflación, el desempleo disminuye, y viceversa, ante un aumento de desempleo, la inflación es la que disminuye, estableciendo la ley de que ambas variables son negativas una respecto a la otra.

Pues bien, así quedó la curva durante la década de los 70 en EEUU:



Pendiente positiva, los precios subían y a la vez el desempleo. Todo esto acompañado de una depreciación galopante del dólar.

Las consecuencias fueron claras y directas. Las petroleras se empezaban a nacionalizar, comenzaban a verse colas en las gasolineras para el racionamiento de gasolina, la Bolsa de Nueva York perdía 97.000 millones de dólares de valor en 6 semanas. Las importaciones de petróleo descendían desde los 1,2 millones de barriles dirarios, hasta los 19.000.

Finalmente, unos meses más tarde, tras la Cumbre Petrolífera de Washington, en marzo de 1974 se pondría fin al embargo, y Reagan se encargaría de liberalizar EEUU durante la década de 1980.

Y es así como, de nuevo, el Gobierno y Estados afines estuvieron a punto de acabar, otra vez, con la Economía y el Mercado. Y, como el chiste, todo empezó así, con un oligopolio, un burócrata y Keynes.


Esto es todo por hoy, joven padawan. Somos el Club de la Economía y siempre aquí estaremos. No es una amenaza, pero volveremos.

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