domingo, 15 de enero de 2017

Lo que no sabías de la Crisis de 2008



Atención, el artículo que está a punto de presenciar podría dañar gravemente su salud mental, ya que hoy El club de la Economía va a tratar sobre lo que es probablemente el tema de la economía en el siglo XXI. Aquel que está en boca de todos, pero del que nadie sabe nada, un tema oscuro a la par que delicado. Se recomienda leer previamente nuestro artículo sobre los mercados financieros, para poder saborear al máximo este, en el que El club de la Economía jura solemnemente que conocerás, al fin, la verdad sobre la Crisis de 2008, también conocida como Crisis Subprime. Comencemos.

11 de Septiembre de 2001, caída de las Torres Gemelas. Lo recordamos como si fuera ayer. En nuestro caso, muy jóvenes y no creyendo lo que estaba pasando, y sobre todo, inocentes ante lo que estaba a punto de desencadenar el casi hundimiento del sistema financiero y la Economía tal y como la conocemos. Fatídico día para el mundo, en el que unos pocos acabaron con la vida de muchos. Curiosamente, algo parecido pasó por la otra parte, pero esta vez no eran unos terroristas, sino políticos y banqueros con traje y corbata.

El 11S significó la depresión máxima también en los mercados, ya que Wall Street  tras la burbuja de las punto com, sufrió una de sus peores caídas en un solo día de su historia, cayendo más de un 7%.
Ante este desastre, Bush, la FED y por extensión, el BCE,  tienen la genial idea de bajar los tipos de interés, llegando hasta el 1% en 2003, lo que se podría denominar como “casi regalar dinero” con el objetivo de reanimar el crédito y con él los mercados, bajo el lema de: Todo el mundo merece una casa.

El planteamiento era sencillo y tenía sentido: aumento del gasto público en obra y privatización del suelo, con el objetivo de aumentar la Oferta de vivienda, y por lo tanto mediante una simple regla de 3 (ley de la Oferta y la Demanda) reducir el precio de la vivienda, consiguiendo el objetivo de que todo el mundo obtuviese una casa, se reanimase la economía y todos contentos.

Esto mismo llegó a España, donde con Aznar, también se siguió el modelo estadounidense. España construía en un año, más vivienda que Francia, Alemania e Italia juntas. Pero algo fallaba, algo no iba del todo bien. La vivienda, lejos de bajar el precio, SUBÍA, Y CADA VEZ MÁS. Esto se debe a que la demanda superó a la propia oferta, usando la vivienda como una inversión inmobiliaria con la cuál sacar beneficio, primero a largo plazo, después a medio y la fiesta fue tal que se sacaban ingentes cantidades de dinero incluso a corto plazo.

Mientras tanto, la gente dejaba de soñar con ser médico, abogado o empresario, aquellos que deseaban estudiar eran arquitectos, y los que no, no pasa nada, siempre habrá un hueco para un albañil, NO ESTUDIES ¡a trabajar del ladrillo se ha dicho!
Esto redujo el paro a una cifra récord, desde el 22% hasta apenas el 9% en 2005. Pero claro, había un problema, los trabajos creados por lo general eran precarios y con un salario que por lo general, no aumentó en gran medida (un albañil podía cobrar un sueldo entre 1.200-1.400€ de media).
Sin embargo, la vivienda pasaba de pagarse de 900€/m2 a más de 2.500€/m2 en apenas 10 años. Por lo que surge la duda: ¿Cómo iban estos a ser capaces de comprar vivienda, si esta no dejaba se subir, mientras que los salarios no se movían? Ningún problema, damas y caballeros, entran a escena LOS BANCOS.

Los bancos se sumaron a la fiesta, con las tan amadas hipoteca (préstamos a cascoporro) para financiar la compra de vivienda, con la propia vivienda como único aval y con unos intereses que te lo quitan de las manos, pudiendo pagar la hipoteca en cómodos plazos, financiándose a largo plazo y endeudándose a corto plazo. Y tranquilo, que si en algún momento no puedes pagar la hipoteca, vendes la casa, recuperas la inversión y además ganas dinero, ¡el negocio del siglo sin hacer nada! Esto fomentó que incluso aquellos considerados "ninjas" (sin ingresos, sin trabajo y sin propiedades) pidieran hipotecas con el simple objetivo de enriquecerse, porque recuerda: LOS PRECIOS SIEMPRE SUBEN, NUNCA BAJAN.

Es entonces cuando llegamos a 2007, con una vivienda con precios absolutamente disparados y sobrenaturales, a casi 3.000€/m2. Entre 2004 y 2006, la FED había fomentado una subida de tipos de hasta el 5-7%. Esto supuso una bajada de la demanda, ya que dejaba de ser gratis y fácil ser rico y literalmente no había más zonas donde edificar, por lo que la vivienda empezó a bajar de precio. Esto disparó la tasa de morosidad porque las personas no podían devolver sus préstamos a los bancos, ya que no podían vender sus casas, y estas no las querían ni los propios bancos, pues no valían nada y nadie las quería comprar. Eran considerados literalmente activos basura. Y así sucesivamente provocando un efecto dominó que no pintaba nada bien.

Los bancos especulaban y operaban entre ellos con todos estos activos tóxicos, que de la noche a la mañana, se convertían de AAA (bajo riesgo) a BBB (alto riesgo). Los bancos necesitaban liquidez ante el aumento de impagos (defaults), pero el Euribor, libor y todo el resto de tipos de interés se disparaban, ya que nadie quería financiar el desastre de estos bancos, por lo que la gente se refugiaba en las materias primas, disparándose el precio de estas más de un 20% (sí, hubo una vez que el barril de petróleo costaba más de 100$).

La deuda  de las cajas comenzó a ser descomunal, ya que la creación de riqueza ya no generaba crecimiento, sino que el proceso se había invertido, el crecimiento era el que generaba riqueza, siendo todo esto originado por una monstruosa deuda, ya que el dinero no caía del cielo.
Así, de la noche a la mañana, se desenterró la enorme crisis crediticia estadounidense, que contagió rápidamente a todo el mundo, a partir de la cual los bancos dejaron de prestar dinero, los inversores dejaron de comprar deuda y el miedo llevó a la ira, la ira llevó al odio y el odio llevó al pánico extremo. Como nadie prestaba dinero, el consumo se desplomó, las empresas empezaron a despedir en masa, dejando primero a todos los dedicados a la construcción en la calle. La mayoría de ellos no tenían formación ni posibilidad de reincorporarse al mercado laboral, vamos, con una mano delante y otra detrás, aumentando el paro a máximos. Y toda esta ficción, de la noche a la mañana, recibió un jarro de agua, no fría, sino congelada. Habíamos estado viviendo 10 años por encima de nuestras posibilidades, siendo la productividad menor que los ingresos, y lo íbamos a pagar duro, ya te digo que lo íbamos a pagar, estallando la mayor burbuja de la historia.

El 15 de Septiembre de 2008, Lehman Brothers, uno de los bancos de inversión más grandes del mundo, quebró. Con un pasivo de $613.000 millones, supuso la mayor quiebra de la historia hasta el momento. Con este, muchos otros se fueron, y esto podría haber sido mucho peor, ya que compañías como AIG (la mayor aseguradora del mundo), debido a que no podían hacer frente a los seguros hipotecarios (CDS), vio cómo su valor en bolsa se reducía de más de 1.500$/acción a 5$/acción (sí, es así, no me he comido ni añadido ceros de más), salvada gracias a su nacionalización por parte del gobierno estadounidense.



Como resultado final, la bolsa cayó casi un 60%, con una deuda de 950 mil millones de $, 200 mil millones de $ en rescates a entidades y estímulos de los bancos centrales.

Hoy en día, aquellos verdaderamente culpables de esta orgía crediticia y engaño hacia todos nosotros, los contribuyentes. Los verdaderos culpables de inflar la oferta de crédito muy por encima de los niveles de ahorro que había detrás de ese crédito, son los que hoy deberían estar entre rejas. Todos esos banqueros que globalizaron bonos basura y nos tiraron de cabeza a la mayor crisis financiera de la historia, son los responsables de jugar con el fin de la Economía moderna. Pero ellos no estaban solos, pues alguien debió permitirles todo este escándalo, unos sujetos que hablan mucho, hacen poco y saben menos, y que, sin embargo, nos controlan. Sí, hablamos de los políticos. Está de moda criticar la crisis del 2008 como una derrota del Capitalismo y el Libre Mercado, que el Laissez Faire financiero casi nos cuesta un riñón y parte del otro. Pero en el mundo que nosotros imaginamos, no pagan justos por pecadores En el mundo que imaginamos no se nacionaliza a aquellos que apostaron contra ti hace 2 días. En el mundo que imaginamos esta gente, estaría en la cárcel y no en un yate en Marbella con el dinero de todos nosotros.  No es una derrota del liberalismo, más bien de la socialdemocracia.





Esto es todo por hoy joven padawan. Somos El club de la Economía y siempre aquí estaremos. No es una amenaza, pero volveremos.
Carlos Sánchez Pérez Co-Desarrollador

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