El mundo ha cambiado. Lo escuchamos de Rajoy. Lo leemos
en las noticias. Mucho se perdió hace diez años, pero nadie parece estar
dispuesto a recordarlo. Todo comenzó con la forja de la gran burbuja inmobiliaria, una de las mayores ficciones que ni siquiera Spielberg podrá
superar jamás. Esto llevó al delirio hipotecario subprime de los señores
banqueros y a las nacionalizaciones hechas por la raza de los políticos que
ansían, por encima de todo, el poder. Pero aquí no acaba todo, pues una nueva
burbuja fue forjada en la tierra de Alemania, en los fuegos del Banco Central,
el señor oscuro Draghi forjó el plan monetario regente, el Quantitive Easing
(QE). En ese plan descargó todas sus soluciones mágicas, sus unicornios y su
voluntad para “salvar” el mundo. Un plan monetario para gobernarlos a todos, un
plan para encontrarlos, un plan para atraerlos a todos y atarlos en las
tinieblas de la deuda.
Draghi, Señor Oscuro de Mordor, Nigromante, Hacedor de Anillos, Señor de Barad-dûr, el Gran Ojo Sin Párpados. |
Pero como dijo Jack el Destripador, vayamos por partes.
La crisis, como ya dijimos en otro artículo, llegaría más tarde a Europa que a
EEUU, que al fin y al cabo es el país más avanzado del mundo, tanto para lo bueno
como para lo malo. Pero, ¿por qué hoy en día parece que la crisis ha
desaparecido? Bueno, en parte sí ha desaparecido, pero resulta curioso como
hace cuatro años estábamos tirándonos de los pelos y rogando clemencia a los
dioses, mientras ahora estamos tan agustito como si aquí no hubiese pasado
nada.
Algo que ha sido la tónica durante toda la crisis y que
fue el inicio de la debacle han sido las nacionalizaciones, es decir, el
aumento del gasto público y de por lo tanto de la deuda. Y he aquí la primera
regla del manual de Política para Dummies del siglo XXI para aquellos que
quieren agarrar un cargo público.
-Necesitamos alcanzar el poder, mi señor.
-Prometamos aumentar el gasto público.
-Pero Su Excelencia, no tenemos tanto dinero como para
hacer eso y a la plebe no le va a hacer
ninguna gracia que les subamos los impuestos.
-Ay, mi jovencísimo aprendiz, mucho por aprender te queda
aún. Emitiremos deuda como si no hubiera un mañana.
-Es usted brillante.
Deuda pública en España
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Vamos a explicar la deuda como si un Estado se tratase de
un agente económico normal, y no uno privilegiado y sobreprotegido. La deuda es
comparable a la que cualquiera de nosotros puede contraer con cualquier entidad
financiera, véase un banco al pedir un préstamo, estando por tanto atado a
devolver dicho préstamo con intereses al final del plazo marcado. Está claro
que nosotros no tenemos la legitimidad confiscatoria que posee el señor Montoro
para poder extraer rentas de aquí y allá y, sin embargo, un Estado puede pedir
prestado y confiscar a sus ciudadanos. Un fulano normal y corriente se puede
convertir en acreedor de un Estado, comprando sus bonos (a 10 años, a 30
años…).
Por tanto, muchas de las principales potencias mundiales
se han dedicado a endeudarse en proporciones abismales para poder financiar a
sus gobiernos, sabiendo que salíamos de una gran recesión con una inflación
inexistente: EEUU (105%Deud/PIB), Japón (240%Deud/PIB), Italia (130%Deud/PIB),
España ( Francia (95%Deud/PIB), España (93%Deud/PIB) Reino Unido (90%/PIB). No
obstante, al contrario de lo que creen los magos de la economía como los
comunistas, los socialistas o Podemos, esta deuda no desaparece, se queda ahí
hasta que finalmente se pague. Y de hecho, como habrás podido deducir, no
parece haber realmente gran diferencia entre subir deuda o impuestos, ya que,
como diría David Ricardo, al final, ambas van a ser pagadas por los mismos, the
people (los mendas, para quien flojee con el inglés).
Esto tenía más peligro que Espinete vendiendo condones,
hasta que de repente entra en escena nuestro salvador, nuestro héroe: El Banco
Central Eropeo. Mario Draghi observó el percal y pareció no molarle ni un pelo
que, pese a que los países se endeudaban cada vez más, el crédito y el
movimiento de los monedos no se daba por aludido. Los bancos habían recibido
tal paliza, regalando talones millonarios a vagabundos, que ahora no se
atrevían a prestar talones ridículos ni a los millonarios. Por lo tanto, el 9
de marzo de 2015, el BCE tuvo una de las ideas más mágicas de la economía
moderna, oigan, ¿y si compramos nosotros los títulos de deuda? Ascenso para el
caballero.
Los objetivos de este plan de estímulos, el susodicho QE,
fue el de depreciar el euro, relanzar la inflación y rebajar los tipos de
interés para así impulsar la concesión de nuevo crédito y revalorizar las
bolsas. Esto se conseguiría comprometiéndose a comprar, mes a mes, entre 60.000
y 80.000 millones de pasivos públicos (deuda publica estatal, soberana…) y
privados (los bancos). De esta manera, el BCE, de manera artificial y sin
necesidad de darle masivamente a la máquina de crear dinero, conseguiría
aumentar el crédito y financiar a las entidades que se encargan de concederlo a
los ciudadanos, eso sí, comprando sus activos tóxicos, endeudándose
masivamente.
Hoy, tras más de un billón (con b) de euros en estímulos
y una liquidez excesiva de más de 800.000 millones, lo cierto es que los
objetivos estás muy lejos de cumplirse. Por un lado, los tipos de interés no
hacen más que bajar artificialmente, debido a que el BCE ha roto la regla.
Antes, los países con más necesidades de financiación y mayor riesgo pagaban un
mayor tipo de interés, lo cual se define como Prima de riesgo. Pero con la
financiación del BCE, los Estados se pueden despreocupar completamente, ya que
son financiados a tipos de interés 0 e incluso negativos (volviendo a la locura
de prestar dinero y tener que pagar por dicho préstamo). Lo que viene siendo
una absurdez, un despropósito, un disparate, una incoherencia (¿queda claro,
no?).
Por otro lado, la inflación está dando el resultado
completamente contrario al esperado por el BCE, con un aumento muy leve de los
precios (al contrario que la monumental subida que espera Lord Draghi). Esta
ligera subida se debe al incremento del precio de bienes que son precisamente
los que ralentizan la economía y no ayudan mucho a vivir mejor, como es el caso de las materias primas, véase el petróleo.
Uno de los objetivos que sí que se ha cumplido ha sido
una leve revalorización de las bolsas. Sin embargo, este más que una ventaja, se
convierte en un inconveniente, ya que pese a los bajísimos tipos de interés,
que descartan cualquier opción de rentabilidad en renta fija, los inversores
han ido obligados a buscar los beneficios en la renta variable, manteniéndose esta
sin embargo más plana de lo que se preveía, incluso disminuyendo en algunas
potencias europeas.
Finalmente, el único objetivo que realmente se ha
cumplido es la devaluación del euro, ya que de algún sitio salían todos los
cheques expedidos por el BCE, multiplicando la base monetaria desde 1,3
billones de euros hasta más de 2 billones en apenas 18 meses. Sin embargo, esto
no está sirviendo para acelerar el crédito bancario o aumentar la inflación,
sino que está engordando las reservas bancarias, ya que la gran mayoría de esta
masa monetaria no va a parar a la economía real, de lo contrario tendríamos una
burbuja terrible e irremediable.
A este paso por un euro no te van a dar ni el aplauso del público
En definitiva, el mundo se
endeuda de una manera jamás vista en la historia, ante unos tipos de interés
jugosos y elecciones a la vista. El BCE ayuda a estos Estados sobreendeudados
con su economía pendiendo de un hilo, sin darse cuenta de que solucionar la
vida mágicamente no ayuda a que los Estados inviertan mejor estas enormes
cantidades de dinero, sino que incitan al pasotismo de creer que si no miras la
deuda no está. Con esta política favorecen la creencia de que siempre estará
papá BCE para ayudarte y llorar cuando necesites un préstamo multibillonario.
La realidad es mucho más dura, el QE antes o después acabará, y al igual que la
FED ya sube tipos de interés en EEUU, aquí tarde o temprano también ocurrirá.
Cuando eso ocurra, cuando realmente los tipos vuelvan a subir y la inflación
campe a sus anchas y el euro reaccione, los Estados se encontrarán con una monstruosa
burbuja en forma de deuda, la cual, por no haber hecho los deberes a tiempo,
nunca se podrán quitar de encima. La Economía nos ha otorgado una segunda
oportunidad para hacer las cosas bien, para transformar esta burbuja en una
oportunidad y remediar y aprender de errores del pasado. Pero si no lo hacemos,
si perpetuamos nuestro sobreendeudamiento sin reformas estructurales, sin
bajadas de impuestos o sin adoptar cualquier otra medida que el propio Señor
Oscuro repite conferencia tras conferencia, como si de una pesadilla o déjà vu
se tratase, las quiebras, volverán.
Esto es todo por hoy joven padawan.
Somos El club de la Economía y siempre aquí estaremos. No es una amenaza, pero
volveremos.
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