lunes, 24 de septiembre de 2018

Los hombres que levantaron América VI



Ya es momento de retomar la historia de los tíos que levantaron América, que si no esto es un cachondeo. Hemos tomado esta decisión de manera unilateral y sabiendo que contraviene los Derechos Humanos, pero con la conciencia tranquila porque hoy toca hablar de un personaje que merece la pena. Hoy toca hablar de Steve Jobs.

Después de pasar por los monopolios de Rockefeller y compañía y la revolución industrial de Henry Ford de principios del siglo XX nos plantamos en los años veinte. En este punto tenemos que dar un salto, en el que se produce el Crack del 29 y una guerra mundial que no le importa nadie, hasta llegar al 24 de febrero de 1955, día en el que nace el señor que revolucionó la industria informática, para los amigos, Steve Jobs.

Steve Jobs es hijo de Abdulfattah Jandali, un inmigrante sirio musulmán, y Joanne Carole Schieble, una estadounidense de ascendencia suiza y alemana. Por aquella época eran una joven pareja de universitarios que deciden dar su hijo en adopción, con una condición: los padres adoptivos del chiquillo debían tener un título universitario. Y nada de mierdas como magisterio o filologías; no, de ingeniería para arriba (puede que esto último no lo dijeran, pero seguro que lo pensaban). El caso es que estaba todo preparado para que el todavía no nato Steve fuera adoptado por un abogado y su mujer, pero en el último momento el matrimonio decidió que lo que quería era una niña y se chafó todo. Así que, los que luego serían los padres de Steve Jobs, Paul Jobs y Clara Hagopian, recibieron una llamada, preguntando si les interesaba el crío. Sin embargo, había un problema, ya que eran una pareja de clase media y sin estudios, pues ella era una ama de casa que no había ido a la universidad y él un maquinista que ni siquiera había terminado el instituto (no sé ni lo que es un título universitario, Hulio). La madre biológica de Steve Jobs sólo aceptó firmar los papeles de la adopción siempre que la pareja se comprometiera a que el bebé Steve algún día iría a la universidad. Este fue el comienzo de su vida.

La nueva familia se mudó a Mountain View, California, donde Jobs completó el colegio y la secundaria. Debido a su afición por la electrónica se unió al Hewlett-Packard Explorer Club, donde ingenieros de Hewlett-Packard (los de los ordenadores HP) enseñaban a los chavales sus productos. Fue así cómo Steve Jobs contempló por primera vez una computadora y se le quedó el culo torcido. Fue en esa empresa, HP, donde conocería a su amigo Steve Wozniak en unas prácticas de verano. Quedaos con este nombre.

A la edad de 17 años, los padres adoptivos de Jobs cumplen su promesa y este entra en la universidad de Reed College, en Portland, Oregón. Seis meses después de llegar a la universidad, Jobs no ve utilidad alguna a sus estudios y debido al alto coste de la matrícula que tenían que pagar sus padres decidió dejarlos. Sin embargo, nuestro joven Steve no vuelve a casa, sino que se queda en la universidad y empieza a asistir como oyente solo a las clases que le parecen más interesantes. Al no tener dormitorio propio, Jobs dormía en el suelo de la residencia de sus compañeros y recogía envases de Coca-Cola por cinco centavos para poder comer. Durante esta época decide apuntarse a un curso de caligrafía que ofrecía la universidad, uno de los mejores cursos de caligrafía del país en ese momento. Jobs no veía aplicación práctica alguna a ese conocimiento, pero decidió apuntarse porque “era muy hermoso, histórica y artísticamente, de una forma en que la ciencia no puede capturar…”. Curiosamente, diez años después, cuando estaba diseñando el primer Macintosh, todo ese conocimiento le sirvió para añadir distintos tipos de tipografías, y es por eso por lo que hoy todos los PCs tienen tal variedad de tipografías de gran calidad; porque Steve Jobs no tenía otra cosa que hacer que apuntarse a un curso de caligrafía a los 18 años. Jobs pasó el siguiente año y medio asistiendo de oyente a distintas clases que le interesaban, hasta que en 1974 dejó la universidad definitivamente y volvió a California.

Al volver a casa consiguió trabajo como técnico en la compañía de videojuegos Atari y empezó a asistir a las reuniones del Homebrew Computer Club, de la mano de Steve Wozniak. Es en estas reuniones donde Wozniak empieza a hablarle de la idea de un ordenador doméstico y a Steve se le cae el culo con las posibilidades monetarias de la idea. A continuación, realiza un retiro espiritual a la India (cuidado con estos retiros en los que puedes alcanzar la iluminación y el cólera) y a su vuelta decide fundar Apple con Wozniak. Ambos dejan sus empleos y dedican todo su tiempo a la nueva compañía, que fundan en el garaje de la casa de los padres de Jobs. Este se encarga de las ventas y las negociaciones mientras que Wozniak de construir la máquina. Nace así el Apple I, que se pone a la venta el 1 de julio de 1976 por 666,66 dólares.



Apple I. Recordad, estamos en 1976.

 A partir de ese momento el crecimiento de Apple fue imparable, saliendo a bolsa en 1980 y convirtiendo a Jobs y Wozniak en millonarios.  Tras el Apple II, Jobs y Wozniak se partieron el lomo con la creación del Macintosh, una computadora personal, asequible y fácil de utilizar, incluso sin tener conocimientos de informática. El Macintosh, lanzado en 1984, supuso una revolución del mercado, ya que incorporaba una interfaz gráfica sencilla y manejable y un ratón con el que poder hacer clic sobre iconos y menús de opciones, lo que ahorraba tener que introducir complicados comandos. ¿El resultado? Hasta un gato de espaldas podía usar el Macintosh. La informática y la computación se abría poco a poco al gran público.

 Debido a este enorme ascenso, la empresa necesitaba atraer profesionales que asumieran distintos roles para mantener su éxito. Ya en 1983, Jobs convenció a John Sculley, director ejecutivo de Pepsi-Cola, para que se convirtiera en CEO de Apple, supuestamente con la frase: “¿Quieres seguir vendiendo agua azucarada durante el resto de tu vida o quieres venir conmigo y cambiar el mundo?”. Sin embargo, Jobs se daría cuenta más tarde de que esta decisión no fue la más acertada. Durante los siguientes meses la tensión entre ambos fue en aumento debido a sus opiniones encontradas sobre el rumbo de la empresa, principalmente por el proyecto Macintosh, del que Steve Jobs era impulsor. Tras una larga lucha interna, en 1985, Sculley despidió a Jobs y tuvo que dejar la compañía que él mismo había creado. Se había quedado fuera del proyecto al que había dedicado toda su vida adulta. Sin embargo, como él mismo diría años más tarde en el ya famoso discurso de la ceremonia de graduación de Stanford, el hecho de que le echaran de Apple fue “lo mejor que le podría haber pasado”.

Tras abandonar Apple, Jobs, con 30 años y millonario, podría haberse ido a su casa de California y luchar contra la extinción del búho moteado, pero, parafraseando a Brad Pitt en Troya, nadie recordaría su nombre. En lugar de eso, Jobs no se paró ni un momento e invirtió diez millones de dólares en la división de animación de Lucasfilm de George Lucas (os sonará por ciertas películas de una galaxia muy lejana), naciendo así los estudios Pixar de animación. En 1995 estos estudios crearon el primer largometraje generado completamente por computadora: Toy Story. La película se convirtió en la más taquillera de ese año y la primera de la alianza Disney-Pixar en ganar un premio Óscar. En los años siguientes les seguirían otros éxitos que todos conocemos como Monstruos S.A., Buscando a Nemo, WALL-E, Up… Parece que no le fue del todo mal fuera de Apple.

Paralelamente a la creación de Pixar, Jobs fundó la empresa NeXT Computer Inc., con una inversión de siete millones de dólares. En 1988 NeXT lanzó su primera computadora, con una gran variedad de funciones. No obstante, las ventas resultaron ser decepcionantes por su elevado coste y su incompatibilidad con la mayoría de los sistemas existentes. A pesar de su escaso éxito en el mercado, Tim Berners-Lee, el desarrollador de la web, admitió que el sistema operativo y las herramientas de programación de este ordenador resultaron de vital importancia en el nacimiento de la World Wide Web. Es decir, si vosotros, lectores, estáis leyendo estas líneas a día de hoy es en parte gracias a Steve Jobs. Ya en 1993 Jobs decidió dejar de lado todo este tema del hardware que tan pocos beneficios le había dado y centrarse en la división de software.



Steve Jobs con el ordenador de marras.


Mientras tanto, su antigua empresa no pasaba por su mejor momento. IBM y Microsoft le estaban comiendo la tostada a Apple a pasos agigantados desde la salida de Jobs de la compañía. Los bajos costes de los nuevos ordenadores y los nuevos sistemas operativos de Microsoft (supuestamente plagiados de Apple) estaban ahogando a la empresa de la manzana. Inmersa en demandas y pleitos con sus competidores y en medio de una profunda crisis, Apple decidió comprar Next por 400 millones de dólares, de tal manera que Jobs volvió a la empresa casi diez años después de que fuera obligado a irse.  Unos meses después, la dimisión del presidente de Apple permitió a Jobs recuperar las riendas de su compañía.

Nada más volver, Steve Jobs tomó la decisión de establecer una alianza con su competidor Microsoft al terminar comprendiendo que ambas empresas se necesitaban. La compañía rival adquirió un 4% de Apple por 150 millones de dólares, firmó un acuerdo para proporcionar software a Apple y esta se comprometió a hacer la vista gorda con la interfaz gráfica supuestamente plagiada. Ah, la diplomacia.
 
En 1998, Jobs volvió a dar la vuelta al mercado con el lanzamiento del iMac, un ordenador compacto y de diseño vanguardista. El éxito de ventas de esta computadora devolvió a Apple a la cima de los fabricantes de ordenadores de EEUU y supuso la revalorización del 50% de las acciones de la compañía. Las siguientes versiones del iMac, con mejor diseño y prestaciones, siguieron cosechando éxitos para Apple. Desde ese momento el ascenso de Apple continuó sin descanso, con una mentalidad centrada en fabricar productos elegantes y de novedosas funcionalidades. Ya en 2001, Jobs empezó a probar nuevas líneas de negocio, metiéndose de lleno en el sector musical con el iPod, un reproductor de música de bolsillo. Poco después, creó la tienda musical iTunes, que inmediatamente se puso a la cabeza de la música de venta en línea.

En octubre de 2003, a Jobs le fue diagnosticado un cáncer de páncreas. Durante los nueve meses siguientes el presidente de la compañía de la manzana se negó a tratarse ni someterse a cirugía, optando por la medicina alternativa y la dieta, por lo que puede que perdiera un tiempo precioso en la lucha contra su enfermedad. Durante los años siguientes, a pesar del deterioro de su salud, siguió trabajando a tiempo completo para Apple y lanzando sus productos más exitosos.

Quizá la mayor de las aportaciones de Apple al mundo de la tecnología ha sido sin duda su gama teléfonos inteligentes iPhone. El primer iPhone fue desarrollado bajo la supervisión del propio Steve Jobs con un coste de 150 millones de dólares durante 30 meses. Jobs revolucionó el mundo de la telefonía móvil creando un aparato que ya poco se parecía a un móvil. ¿Cuántas personas en los 90 podrían haber imaginado un dispositivo que fuera a la vez un teléfono, un reproductor de música y un navegador de internet y que además fuese táctil? Como el mismo Jobs dijo en la presentación del iPhone en 2007 “Apple ha conseguido reinventar el teléfono”. Toda la razón, Steve. El iPhone fue declarado invento del año por la revista Time y la gente perdió el culo por conseguir uno. A este dispositivo le siguieron las nuevas generaciones de iPhone, iPad y portátiles que obtendrían aún más éxito y que serían imitados por la competencia. En conclusión, el mundo que hoy conocemos de dispositivos móviles multitáctiles y conectados es en gran medida gracias a Steve Jobs.


Echando la mañana para comprarse un móvil. Vivimos en un paraíso.


La enfermedad que arrastraba desde los últimos años terminaría por obligarle a tomarse excedencias médicas de su puesto, hasta que el 24 de agosto de 2011 presentó su renuncia como presidente de Apple. Ese día las acciones de la empresa se desplomaron un 5%. Finalmente, el 5 de octubre de 2011, Steve Jobs falleció en su casa de Palo Alto, California, a la edad de 56 años y como consecuencia de la metástasis de su cáncer de páncreas. Apple, su gran legado, es hoy en día la empresa más grande del mundo, con una capitalización bursátil de un billón de dólares (doce ceros, o lo que es lo mismo, un millón de millones) y más de 125.000 empleados. No está nada mal.

Esto es todo por hoy joven padawan. Somos el Club de la Economía y siempre aquí estaremos. No es una amenaza, pero volveremos.




Unknown Co-Desarrollador

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