lunes, 3 de julio de 2017

La digitalización y el declive de los mercados físicos


¿Alguna vez te has preguntado qué pasaría si todos los supermercados físicos habidos y por haber desapareciesen? ¿No? pues es posible que pase en un futuro, así que espabila. Ahora mismo estás usando un ordenador o tal vez un móvil conectado a internet y lo puedes estar haciendo desde cualquier parte del mundo. Hoy en día tienes la posibilidad de comprar casi cualquier cosa desde plataformas como Amazon o Ebay sin moverte del sofá, como nos gusta a nosotros, y tenerlos en casa en unos pocos días. ¿Os dais cuenta de a lo que me refiero? La digitalización ha cambiado el mundo y la manera en la que accedemos al mercado de arriba a abajo. Dentro artículo.



Esto de utilizar las plataformas digitales era impensable hace unos años. Pregúntale a tu abuelo si se habría imaginado alguna vez algo parecido y puede que te nombre la venta por catálogo, y es que de ahí es donde se encuentra el antecesor de este tipo de comercio sin moverte de casa. Esta venta por catálogo evolucionó a partir de la venta por correspondencia que se empezó por instalarse en EEUU. Aaron Montgomery Ward fundó en 1872 la empresa Montgomery Ward (qué original), la primera empresa cuyo servicio era plenamente mediante venta por correspondencia. En 1848, en Nueva York, William Tollner fundó Hammacher Schlemmer, una ferretería especializada en herramientas sofisticadas. Este negocio fue adquirido por el sobrino de Tollner, William Schlemmer, y en 1881 imprimió su primer catálogo, siendo la empresa que posee el catálogo de ventas más antiguo todavía en uso. El catálogo se trataba de un libro con dibujos o imágenes de los productos en venta con sus respectivos precios. El interesado miraba los dibujitos y compraba ese producto, que tras un par de semanas le llegaba por correo ordinario o servicio de paquetería a su casa. Este sistema proporcionaba una gran ventaja, y es que era posible llegar a zonas poco pobladas o aisladas del mundo y aun así poder vender los productos que uno fabricaba. Gracias a las tarjetas de crédito creada en la década de 1940, esta venta por catálogo tuvo un gran impulso, ya que era más fácil hacer las transacciones.

 Más tarde, allá por los años 60, se inventó un sistema llamado EDI (electronic data interchange), que permitía el intercambio de datos electrónicos, ya fueran transacciones o información comercial.  Tras esto solo faltaba la computadora para dar el primer gran salto a lo que hoy conocemos como comercio electrónico. Ya se habían creado algunos tipos de computadoras, como la Harvard Mark I de IBM o los Colossus ingleses, utilizados para descifrar las comunicaciones alemanas en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, estos dinosaurios seguían lejos de servir a los fines comerciales que nos ocupan. No fue hasta la década de los 70 que se desarrollaron los primeros ordenadores utilizados en el comercio electrónico. Estas computadoras fueron creadas por un grande de los grandes hoy en día, y no, las primeras computadoras en el comercio electrónico no fueron de Steve Jobs o de Bill Gates, fueron de IBM. Esta gran empresa de tecnología creó el IBM S/360, el primer ordenador de la “tercera generación” que fue un gran avance en las relaciones comerciales. Más tarde vino Steve Jobs con el Apple II, que terminó de rematarlo.

En 1980 se moderniza la venta por catálogo a las “tele ventas”, gracias a nuestra amiga y vecina, la caja tonta. La televisión proporcionó un mayor realismo a los productos, ya que pasaban de ser unas imágenes o dibujos, a ser una muestra del objeto real en acción, aunque no sé cómo el cuchillo que compras, en la tele corta que te cagas y en tu casa no es capaz de cortar ni la mantequilla. Este tipo de ventas se realizaba a través de llamadas telefónicas y se pagaba con tarjeta de crédito. Este sistema fue desarrollado en un principio gracias a Edward Valenti y Barry Beecher, quienes desarrollaron el formato para vender el cuchillo Ginsu. Y ya vamos a lo gordo, a lo que de verdad no solo transformó el comercio electrónico, sino que también cambió el mundo, la invención de la World Wide Web o como lo llamamos los mundanos, internet. En 1989 un tal Tim Berners-Lee inventó esta maravilla, que era nada más y nada menos que un método de transmisión de información entre computadoras que cambiaría por completo la forma de comerciar. A finales de los 90, con internet funcionando, el comercio electrónico creció como nunca y se crearon empresas dedicadas exclusivamente a esta actividad, como Ebay o Amazon. El último paso lo dio el G8, creando una iniciativa de mercado global para pymes, que tenía el objetivo de aumentar el uso del “E-commerce” de las empresas de todo el mundo.


Hoy en día este comercio electrónico está llegando a sobrepasar límites insospechados, hasta el punto de que gigantes de la ropa y el calzado como Nike, con miles de tiendas físicas por todo el mundo, esté pasándose poco a poco al comercio online negociando con Amazon para vender sus productos. Y no es para menos, como ya hemos dicho, la compra por internet es más cómoda, tiene cada vez más garantías y seguridad, es más rápida y es más eficaz. Son todas estas ventajas lo que está promoviendo que cada vez más gente compre con su tablet o con su smartphone por internet, que cada vez más empresas se pasen al comercio online y que cada vez haya menos tiendas físicas y más portales web.  El mundo ha cambiado completamente gracias a esta creciente digitalización del mercado. Por ejemplo, un bróker de 1980 llamaba por teléfono a sus clientes, y estos introducían las órdenes a través de este en el mercado. Si querías vender y el bróker tenía la línea telefónica ocupada, te jodías. Sin embargo, en la actualidad gracias a estos mecanismos, con un par de clicks en un bróker online, puedes vender, comprar, o invitar al bróker a una cerveza en menos de un par de segundos. Si quieres reservar un vuelo a Nueva York, no hace falta que llames o vayas al aeropuerto, con un click en la web tienes un billete de ida y vuelta en primera clase para el vuelo de esta tarde. Si quieres comer, ya no hace falta que bajes a un restaurante o vayas a una tienda, sino que lo puedes encargar desde casa. Podríamos seguir así, pero creo que ya he transmitido hasta qué punto ha cambiado nuestra vida el comercio online.


A esto, joven padawan, se le llama progreso y no debería de extrañarnos que tal vez en un futuro sólo exista un gran mercado online globalizado que permita comprar o vender cualquier cosa desde la bañera de tu casa. Y es que el comercio online ha venido para quedarse. La sociedad está cambiando y las empresas deben adaptarse al nuevo panorama digital si quieren sobrevivir. No solo se beneficia el que compra con este sistema, sino también que el proveedor ahorra muchísimo dinero en gastos, tanto como en propiedad inmueble, como en transporte.


Esto es todo por hoy joven padawan. Somos el Club de la Economía y siempre aquí estaremos. No es una amenaza, pero volveremos.
Santiago Melchor Co-Desarrollador

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